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Resuelven el misterio de las monedas de plata de Carlomagno

El descubrimiento podría revolucionar nuestra percepción de la evolución económica y política de Europa antes de la era medieval.

Entre los siglos VII y VIII d.C., la Inglaterra anglosajona fue testigo de un profundo florecimiento del comercio que provocó un aumento espectacular del uso de las monedas de plata. Durante siglos, los expertos han buscado la procedencia de esa plata.

Ahora, un equipo de científicos de las universidades de Cambridge, Oxford y Vrije Universiteit de Amsterdam ha analizado la composición de las monedas de la época conservadas en el Museo Fitzwilliam de Cambridge y ha llegado a la conclusión de que la plata del siglo VII era bizantina y que un siglo después fue reemplazada por la de una mina de la Francia de Carlomagno.

El hallazgo, cuyos detalles se ha publican en la revista Antiquity, podría transformar nuestra comprensión del desarrollo económico y político de Europa previo a la Edad Media.

 

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Según el estudio, los lingotes de plata bizantinos impulsaron la adopción revolucionaria de las monedas de plata en Europa a mediados del siglo VII, pero un siglo más tarde fueron superados por la plata de una mina de Francia.

«Se ha especulado con que la plata procedía de Melle, en Francia, o de una mina desconocida, o que podría haber sido plata de iglesia fundida. Pero no había ninguna prueba sólida que lo confirmase», dice Rory Naismith, coautor del estudio y catedrático de Historia Inglesa Medieval en Cambridge.

 

Distinta procedencia 

Investigaciones anteriores habían analizado monedas y objetos de la mina de plata de Melle, pero Naismith y sus colegas centraron su atención en monedas menos estudiadas acuñadas en Inglaterra, los Países Bajos, Bélgica y el norte de Francia, y muchas de ellas conservadas en el Museo Fitzwilliam.

Así, analizaron 49 monedas de entre el 660 y el 820 d.C. y dada la proporción de oro, bismuto y otros elementos, confirmaron que procedían de lugares distintos.

El análisis reveló que las 29 monedas de entre el 660-750 d.C., acuñadas en Inglaterra,Frisia y Francia, tenían una firma química e isotópica muy clara que correspondía a la plata de los siglos III a VII procedente del Imperio Bizantino, en el Mediterráneo oriental.

«Estas monedas se encuentran entre los primeros indicios de un resurgimiento de la economía del norte de Europa desde el final del Imperio Romano. Muestran profundas conexiones comerciales internacionales entre lo que hoy es Francia, los Países Bajos e Inglaterra», precisa Jane Kershaw, de la Universidad de Oxford.

Los autores creen que esta plata bizantina llegó a Europa occidental décadas antes de ser fundida para acuñar monedas.

Creen que lo más probable es que esa plata estuviera en manos de las élites de Inglaterra y Francia en objetos «como los cuencos de plata descubiertos en Sutton Hoo o las piezas ornamentadas del tesoro de Staffordshire Hoard», comenta Naismith, y que en algún momento fuera fundida para fabricar monedas y aumentar el dinero en circulación.

FUENTE: DW

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