Desde planificar hasta reír o tirar la cuchara. Hay estrategias que pueden ayudarte a navegar situaciones sociales difíciles.
Las reuniones en épocas de Navidad y Fin de Año ofrecen muchas oportunidades para momentos incómodos.
Las discusiones políticas, por supuesto, pueden generar problemas. Cada vez que hay diferencias de opinión, distanciamientos familiares persistentes o comportamientos se desvían hacia lo inapropiado, puede surgir esa sensación de estar incómodos.
La incomodidad es lo que sucede en interacciones sociales cuando de repente te encuentras sin un guión que te guíe. Quizás la situación sea nueva o te pille desprevenido. Tal vez no sepas qué se espera de ti o no estés seguro de qué papel estás desempeñando en el drama social que te rodea.
Es una sensación que se caracteriza por sentimientos de timidez, incertidumbre e inquietud.
Como filósofa que estudia la psicología moral, quería comprender las formas en que la incomodidad social impide que las personas aborden temas difíciles y conversaciones desafiantes.
La incomodidad parece inhibir a las personas, incluso cuando sus valores morales sugieren que deberían hablar. Pero también tiene un papel positivo que desempeñar: puede alertar a las personas sobre áreas en las que sus normas sociales no funcionan o están obsoletas.
La gente suele culparse a sí misma cuando vive momentos incómodos. Pero la incomodidad es en realidad un fracaso colectivo: las personas no son incómodas, sino las situaciones. Y estas últimas se vuelven incómodas porque no tienes los recursos para navegar situaciones sociales difíciles.
La incomodidad a menudo se confunde con la vergüenza, pero ambas son diferentes en aspectos importantes, al igual que sus remedios.
La vergüenza es una respuesta a una falla o metedura de pata personal, y la respuesta correcta es reconocer el error, asumirlo y dar vuelta a la página.
Debido a que la incomodidad es causada por una falta de orientación social, puedes tratar de anticiparla y evitarla antes de que suceda, o puedes responder tratando de desarrollar guiones sociales mejores o más claros que te ayuden a ti (y a otros) a navegar situaciones similares en el futuro.
Después de investigar y escribir un libro sobre la incomodidad (titulado “Incomodidad: una teoría”), llegué a la conclusión de que no es algo que podamos (o debamos) evitar por completo.
Pero hay algunas estrategias que las personas pueden usar para minimizar la incomodidad y lidiar con ella cuando, inevitablemente, sucede.